Todos mis ataques pasajeros, me sorprenden a la hora de
cenar, porque flotan en el vaso de la lluvia de febrero, que
no mojan ni entristecen la ciudad.
Cada momento de duelo, cada tormento primero, cada pensar consuelo, cada dolor pasajero, cada mania o apego, cada lamento sincero, cada domingo fulero, cada lunes de miedo, todos los dias de enero, yo y mi look de pordiosero, todas las capas del cielo, todas las cosas que quiero...TODOS los días del mundo existe una forma de resucitar. Cada noche en cada lugar, lo momentos que nos quedan, una absurda oportunidad de vivir, revivir mi vida.