miércoles, 30 de octubre de 2013

Intento, y pierdo de nuevo.-

Y sin mirarte, yo ya dije que no volvería a amar...
Ni tampoco a pensarte, ya que estaba mal.
Y menos que menos soñarte, ya que también te pensaría...
Ni voy a tratar de recordarte, ya que mi deber es olvidarte...

Pero pensando todo ésto, te recuerdo,
y miro tu foto toda cortada, sin nada que decir,
con lágrimas en los ojos, te lloro,
y con esas mismas lágrimas, intento ser feliz.

¿Quién sabe el por qué de todo esto?
Si tan solo fuiste un fantasma más.
Pensé que no iba a pensarte, ni desearte tanto.
Claro, ni yo misma me entiendo en éste llanto..

¿Quién dice que vos fuiste un amor verdadero para mi?
Porque yo no lo digo, ni lo pienso, y menos lo deseo.
Intento olvidarte, ya que no quiero volver a pensarte.
Porque de esa manera, volvería a buscarte.

domingo, 27 de octubre de 2013

Mi primer cuento: Catalina y su vida.

Desde hace un tiempo, Catalina vivía en un hogar de huérfanos, ella había crecido allí (ya que su madre la dejó por no poder mantenerla). Catalina era una niña hermosa, su pelo de color castaño, sus ojos miel, su boca que parecía de porcelana fría, era blanca de piel, llevaba con ella una hermosa sonrisa y una bella trenza que sus amigas del hogar le hacían. Catalina vivía en un mundo de fantasías, ella pensaba que por las noches, sus juguetes y los juguetes de todos los niños del hogar, cobraban vida, que se juntaban a hablar de los niños del lugar, por las mañanas Catalina se levantaba y veía todos sus juguetes donde ella no los había dejado, donde estaban con otros juguetes del hogar y de las otras niñas. Un día, Francesca (una niña del hogar, la cuál era muy mala, muy cruel) entró a la habitación de las niñas, y vio todos los juguetes, pero en especial vio una muñeca en de Catalina, en su cama (que por cierto era muy linda la pequeña muñeca que tenía), la miró, la agarró y se fue con ella, sin que nadie se de cuenta. Más tarde, Catalina se dió cuenta que ya no estaba su muñeca preferida, donde siempre estaba, en su cama, y empezó a preguntarle a los demás niños si la habían visto (ya que ella siempre andaba con su muñeca para todos lados), nadie la vio, fue con la tutora, Carmen, y tampoco la vio, pero ella le dijo -Cati, mira en el patio, quizás esté allí- Catalina misteriosamente fue al patio, ya estaba anocheciendo, había un árbol enorme que estaba al lado de la iglesia del hogar, que tenía una casa arriba allí arriba del árbol; subió a cuya casa, y encontró como si estuviese ahorcada y quemada a su muñeca, sin ojos, sin boca, sin nariz, y del pelo quedaban muy pocas partes, y junto a ella en una esquina estaba Francesca riéndose. Catalina lloró y lloró sin cesar, ya que esa muñeca una vez se la había dejado su supuesta madre biológica una vez después de desaparecer, era lo que tenía de ella, y esa niña maldita y cruel, la rompió y la quemó, en vez de decirle a la tutora lo que había pasado, ella prefirió quedarse callada en silencia y nunca más volver a hablar, ella prefirió sentirse sola, tan sola como la muñeca aquella, ahorcada y quemada y dijo por dentro de ella: -¡Ésto no quedará así, yo me vengaré, algún día!-
   Pasaron horas, días y meses que Catalina venía callada y silenciosa, venía con un aspecto no muy normal, estaba siempre despeinada, sus ojos con ojeras, su sonrisa ya no estaba, ya no era la misma de siempre, sus ojos estaban rojos de tanto cansancio, todos se preguntaban que le había pasado cómo para que Catalina esté así. Nunca encontraron respuesta alguna.
Francesca, abajo de su cama siempre guardaba un reloj (de esos de bolsillo) que se lo había dado su padre, años después de haberla dejado allí en el hogar, ya que el tampoco podía mantenerla pese a su escaso presupuesto, era relojero (de ahí, el reloj que le dejó a Francesca). Catalina lo había encontrado al reloj, e inmediatamente se vengó, no lo intento ni lo pensó, era pura venganza lo suyo contra ella; Catalina  sacó el reloj de abajo de la cama de Francesca, y fue corriendo, sin que nadie la viera, hasta la casa del árbol. Pensaba y pensaba, y rápidamente empezó a romperle el vidrio, lo destornilló todo, cortó sus agujas y sus números fueron quemados, la cadena que de él colgaba la rompió parte por parte, guardo todo el reloj desarmado en un sobre de papel blanco y lo selló. Fue a la habitación de las niñas, sin escucharse iba caminando hasta la cama de Francesca, y lo guardó abajo de la cama, donde ella siempre lo guardaba; todos dormían y Catalina se fue a dormir, una vez que estaba hecha toda su venganza.
   Al despertar, Francesca encontró un sobre en vez de donde estaba aquel reloj, y lo encontró todo despedazado y quemado a su pobre reloj, se desesperó, gritó, lloró, se mordió y corrió hasta la tutora, Carmen, ella no sabía que hacer tras ocurrir semejante hecho, no entendía y quiso calmar a Francesca, le dijo: -Por favor, cálmate y tómate un vaso de agua, te hará bien, luego tapa tus mordidas, que están llenas de sangre y de odio- a lo que Francesca respondió -¡Usted no sabe lo que ésto duele, lo que ésto me dañó dentro mío, me siento con tanto odio e impotencia, señora Carmen!- luego Catalina pasó sigilosamente por al lado de su enemiga, se paró enfrente de ella y sonrío felizmente por su venganza lograda; inmediatamente Francesca señaló a Catalina y le dijo: -¡Fuiste tú, maldita niñita!- con mucha impotencia, Cati seguía sonriendo y le dijo sin mirarla a los ojos -Tú, quemaste y ahorcaste a mi muñeca primero, tú no sabes que dolor fue ese hasta éste momento, tú solamente querías molestarme, lo hiciste y me vengué, ¿Ahora te pones mal por ésto? si eres tan mala contéstame, no seas cobarde- Francesca rápidamente quiso agarrarla de los pelos pero no pudo, ya que Carmen las separó y les dijo:-¡Niñas, por favor, tengan calma! ésto no es el infierno, aquí todos somos amigos y hermanos, no vallamos a pelearnos por esto, se los ruego!- Carmen tomó la decisión de separarlas por un buen rato. Ninguna supo de ella por un largo rato. Francesca vivía con culpa, porque si ella no hubiese empezado, nada de esto hubiese pasado, Catalina nunca se sintió culpable, pero sin embargo, volvió a su aspecto normal, a ser la hermosa niña que era. Un día, llegaron un matrimonio que quería adoptar alguna niña, enseguida la tutora los llevó a ver a Catalina (ya que era una buena oportunidad para que nada más de ésto pasara, y para que no se sienta sola como siempre), Cati, emocionada y con los ojos llenos de lágrimas les dijo -¿Ustedes vienen a adoptar? ¡Estoy aquí, quiero ser yo, quiero alegrarles su día a día!- el matrimonio, enseguida empezó a hacerle preguntas a Cati, ella contestaba amablemente todo, la eligieron a ella, sin ver a los demás, sintieron que ella iba a ser su hija de sangre para toda la vida; enseguida firmaron contrato con Carmen, y empezaron los días de acomodarse a la casa del matrimonio, Catalina estaba feliz, muy sonriente, más que nunca, vio su habitación (ya estaba armada, porque ellos siempre pensaron en tener una niña desde un principio, entonces empezaron a armar la habitación y quedó bella) y se emocionó de tal maneera que dijo -Yo me quedo acá hasta el fin de mi vida- -¡Es mi sueño!- Pensó Cati. Carmen, agarró las cosas del hogar de la niña y las trasladó a su nueva casa, su nuevo hogar, su nueva familia. Felizmente, los tres empezaron una vida juntos, Catalina era la niña más mimada, más feliz del mundo, empezó a vivir muy bien de nuevo, luego de lo ocurrido.
Francesca, sin embargo, se quedó algúin tiempo en el hogar, y un día se escapó de aquel lugar, nunca nadie la encontró, no la había visto nadie, y nadie sabe de ella, hasta el día de hoy.

(Que sus objetos hallan sido destrozados, no quiso decir que no sigan con sus vidas, hubo venganza de por medio, pero todos absolutamente todos tienen que ser feliz en su futuro, ya que solo se vive una vez, y es lo que ellas hicieron, miraron hacía delante y vivieron felices, cada una como quiso y como pudo, pero lo hicieron)

Fin.

Florencia Pizzella.